El fin de 2017 llega con mucho movimiento para Electronic Arts. El estudio comenzó a ordenar sus piezas para encarar el próximo año y decidió comprar el estudio Respawn, responsables de Titanfall, en una operación que superó los $400 millones de dólares y además cerró Visceral Games, creadores de Battlefield Hardline y Dead Space, y que en los últimos meses estaba a cargo del desarrollo del nuevo juego de Star Wars (que según varias fuentes estaba en problemas desde hace tiempo).

De esta manera EA confirmó que apuesta por el futuro de la franquicia Titanfall y pone grandes expectativas en la tercera entrega de la saga que, si bien aún no fue anunciada, con esta compra quedaría confirmada en el futuro cercano. Además en el contrato con la compañía basada en Los Ángeles por Jason West y Vince Zampella, ex diseñadores de Call of Duty, se confirma que la compañía desarrollará un juego de acción de Star Wars (a la par de la serie Battlefront).

La contracara de esta situación la sufrió Visceral Games que finalmente cerrará sus puertas. La compañía se encontraba luchando con el desarrollo del juego de acción de Star Wars y según comentarios que surgían de varias fuentes el desarrollo se estaba complicando, EA había dispuesto varios de sus otros estudios para asistir a Visceral pero finalmente la decisión fue cerrar las puertas del estudio y traspasar el desarrollo de este juego (completamente de cero) a Respawn y si bien el calendario inicial estipulaba una fecha tentativa de salida para fines de 2019 esta será revisada.