En la previa Need for Speed Payback tenía todo para convertirse en el gran regreso de la franquicia de autos más popular de los videojuegos. Convertirse en EL juego que todos los que disfrutamos la era más gloriosa de la serie estamos esperando desde hace años, ese que devuelva la adrenalina y la sensación de estar dentro de un film de Rápido y Furioso. Payback llegaba con esas aspiraciones y si bien consigue dar en la tecla con algunos cambios e innovaciones, la ambición de los desarrolladores por introducir demasiado contenido y abarcar demasiado termina por dejar en evidencia sus puntos débiles.
Visualmente impactante, consigue recuperar la diversión de modificar visualmente los autos a niveles alcanzados en los recordados Underground, pero la historia no acompaña y se convierte en una repetición de pruebas y misiones extremadamente lineales con tal de llegar al final, para poder explorar el gigantesco mapa y todo lo que tiene para ofrecer. La jugabilidad es extremadamente simple, este review debería haber comenzado con un disclaimer enorme para los puristas de los juegos de automóviles: Si lo que buscan es ultra realismo vayan a otro lado, no van a encontrarlo en Need for Speed Payback (o en cualquier otra entrega de la serie).
Situado en Fortune Valley (una ficticia Las Vegas) la historia nos pone en al piel de tres corredores callejeros en busca de venganza: Ty, Mac y Jess están dispuestos a todo con tal de recuperar su reputación en el submundo de las carrera ilegales y derrocar a The House, una organización criminal que controla los casinos y decide quien gana y pierde en las carreras callejeras. Cada uno de los personajes cuenta con habilidades específicas por lo que nos iremos turnando en controlar a cada uno de ellos para derrotar a los diferentes clanes en sus respectivas categorías: Drag, Race, Drift, Runner y Off Road y así conseguir la oportunidad de destronar a The House.
La historia transcurre entre escena y escena de lo que tranquilamente podría ser un extracto de una nueva película de Rápido y Furioso. Lamentablemente en los momentos de mayor tensión y adrenalina el juego toma el control de la misión y terminamos casi como espectadores teniendo que conformarnos con tomar el control hacia el final de la escena sólo para ir del punto A al B. Las persecuciones policiales también tuvieron su renovación, si bien han mejorado ampliamente con respecto a las últimas entregas, están lejos de ser tan desafiantes como lo fueron y ahora se reducen a una carrera lineal a través de checkpoints en el que debemos alcanzar la meta para deshacernos de nuestros perseguidores. Las escenas especiales para los momentos de destrucción total le aportan ese toque cinematográfico que le da un atractivo extra a lo que muchas veces se convierte en una simple carrera hasta el checkpoint para terminar la persecución.
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El sistema de progresión es otra de las grandes novedades en Payback y, a pesar de haber recibido su cuota de críticas (al igual que Star Wars Battlefront II) por su sistema de microtransacciones, tiene un formato simple, que cumple su objetivo. Cada auto de nuestro garage cuenta con seis espacios para Speed Cards que representan partes a mejorar. Las cartas para mejorar el auto tienen diferentes niveles y marcas, y si se logran juntar 3 o 6 de la misma marca obtendremos bonus especial para alguna de las características del auto. Estas cartas son necesarias para poder avanzar en al historia ya que cada prueba cuenta con un nivel “recomendado” y la única forma de subir el nivel de los autos es a través de estas cartas, algo que puede llevarnos una buena cantidad de tiempo si no tenemos intenciones de desembolsar dinero.
Uno de los puntos más interesantes del juego es la inclusión de los “Derelict”, autos abandonados nos encargaremos de rescatar para devolver a las calles pudiendo elegir en qué categoría los queremos utilizar. Esto nos embarcará en una especie de búsqueda del tesoro con pistas a través de todo el mapa para localizar las partes necesarias par completar estos autos. Esto nos lleva a otro de los puntos altos del juego el modo Off Road, la parte más divertida de Payback nos permite recorrer el mapa de punta a punta y practicar saltos acrobáticos que le dan otro toque hollywoodense al juego. Las mejoras estéticas de los automóviles se mantienen fiel al estilo NFS, pero en esta oportunidad algunos de los cambios están supeditados a cumplir alguna tarea en el mapa, lo que puede ser algo frustrante.
En conclusión, Need for Speed Payback es un robusto arcade que cumple con su objetivo. La franquicia vuelve a sus raíces con una historia que no termina de convencer, pero la jugabilidad, el regreso de las carreras Drag y el entretenido Off Road consiguen sacarle algo de brillo a un juego que no quedará en el recuerdo como el gran regreso, pero que bien puede ser el primer paso para el renacimiento de una franquicia cuyo nombre es equivalente a velocidad y adrenalina.
El Atari es el gran responsable de todo. Ex niño Nintendo y Sega Génesis, más tarde apareció PlayStation y acaparó todo (aunque la PC no se abandona). Con serias secuelas por las noches enteras encerrado en cybe-cafés por culpa del Age of Empires, Starcraft y CS Go.